
La Escuela de Psicodrama de Alicante es un espacio dedicado a la práctica y la investigación del psicodrama como herramienta grupal que permite a las personas explorar su intimidad.
El juego es una ventana para acceder a esa otra escena que gobierna nuestras vidas. A través de la palabra y sus tropiezos, llegamos a la dramatización, donde el cuerpo se pone en marcha reviviendo lo olvidado para revelarnos aquellas verdades que se volvían esquivas. Encontrarnos con esas notas olvidadas es a veces doloroso, pero permite la posibilidad de reanudarnos de otra manera.
Hay muchos psicodramas, pero el psicodrama freudiano se desmarca de otros, pues se apoya en la teoría de Freud y Lacan, para orientar la intervención. Si Moreno decía que “ayudaba a los hombres a ser dios”, en el psicodrama freudiano se trata precisamente de lo contrario, de poder hacer algo con la castración, para situarnos de otra manera ante las cosas de la vida. La falta, el límite, la pérdida y la incertidumbre de la vida, no son los enemigos a batir, y sin embargo, nos empeñamos en dar la espalda a esa realidad en nuestra pretensión de sentirnos completos.
Será precisamente en esos empeños, donde quedaremos ciegos y perdidos, como Edipo Rey, repitiendo constantemente la misma canción hasta el exilio de nosotros mismos. Sufrimos allí donde no queremos perder, donde nos aferramos a lo que ya no es, perdiendo la vida por las cloacas del goce. El psicodrama freudiano apunta al duelo, porque sólo cuando puedo reconocer lo que no puede ser, es que se abren los ojos para ver otros caminos posibles. Pero esto no es nunca sin el precio de la pérdida. Negarlo es condenarse.
Creemos en el grupo, como un lugar donde poder elaborar otras formas de vínculo diferentes a las históricas, donde poder dolernos con otros, donde poder unir las voluntades para crecer y elaborar fórmulas creativas ante el malestar que nos circunda.
Desde el comienzo de nuestras vidas, el otro nos viste con sus dichos y esperanzas, dejando marcas que serán motores de vida pero también enormes lastres que terminarán por escindirnos. Pero también será ese otro, quien mirando desde fuera, pueda ayudarnos a deshacernos de las vestiduras que ya nos quedaron grandes, señalando lo que por cercanía, nosotros mismos no podemos ver.
La escuela es un espacio abierto para todas aquellas personas de espíritu inquieto que tengan la osadía de poder hacerse preguntas, que no teman cuestionar ni cuestionarse hasta la propia desnudez, buscadores de una verdad esquiva que se esconde tras cada escena, a pie de discurso… porque…
«por la boca, muere… pero también… «vive el pez»…